Del libro de la Sabiduría 7, 7-10.

Por eso supliqué a Dios, y me concedió Prudencia; le pedí espíritu de Sabiduría y me lo dio. La preferí a los cetros y los tronos; en comparación con ella, tuve en nada la riqueza. Ninguna piedra preciosa me pareció igual a ella, pues frente a ella todo el oro es como un puñado de arena, y la plata vale tanto como el barro. La amé más que a la salud y la belleza; la preferí a la luz del día, porque su brillo no se apaga.

sábado, 24 de abril de 2010

La vida de un hombre que se hizo uno de los grandes de la Iglesia.


Alberto nació en Lauingen cerca al rioDanubio, (Baviera) alrededor de 1206 en la familia Ingollstädt. Su padre era un caballero al servicio de Federico II. Viajó a Italia para estudiar, primero en Bolonia, después en Venecia y finalmente en Padua, donde conoció al beato Jordán Sajonia y de él recibió el habito de la Orden de Predicadores, con la oposición de su familia, hacia el año 1223. Volvió a Alemania y en 1228 es profesor en Colonia. Más tarde enseña en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estraburgo y París en 1244, donde tuvo un gran discípulo, Tomás de Aquino. A estudiantes extranjeros Fray Alberto les explicó física aristotélica según la interpretación de autores judíos y árabes. En 1248 regentó el estudio general de Colonia, recientemente instituido y allí también lo siguió Tomás. En 1256 estuvo en Roma, junto con San Buenaventura defendió el derecho de las Ordenes mendicantes para enseñar en las universidades contra los ataques de Guillermo de Saint-Amour.
En 1260 fue consagrado Obispo de Ratisbona, pero después de dos años, renunció al cargo. Urbano LV acepta esto pero a cambio le pide que se dedique a la predicación de la cruzada en países de habla alemana. Después se dedicó de nuevo a la enseñanza y estuvo en Wurzburgo, Estrasburgo, Lyon – donde participó en el concilio en 1247. Viana a Colonia, donde muere el 15 de noviembre de 1280. Su cuerpo se venera en la iglesia del convento dominicano de San Andrés.

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